jueves, 22 de octubre de 2009

Por la boca muere en pez… balas frías = gas del bueno

Es difícil afirmar que en el recorrido por las zonas
populares de Caracas no te has topado con diferentes propuestas gastronómicas que se ofrecen para todos los bolsillos, lo impresionante no es ni siquiera la variedad sino la actitud aguerrida de las personas que se aglomeran para degustar las diferentes opciones de comida carcacha que ofrecen en muchas esquinas, se colean, se atropellan, comen como buitres.
En este recorrido nos encontramos en zonas como El Valle, en la que los fines de semana (sobretodo) podemos ver una gran cantidad de chicos orientales tukis vendiendo en cavas blancas (en anime) comida China, ultrasónicos con golfeados en la maleta, tequeños, pastelitos y empanadas que van desde queso, jamón, carne y camarones hasta de arvejas y aguacate, además nos encontramos con los carritos de perros calientes, comúnmente llamados asquerositos, que son ya conocidos en la zona, por su escasa higiene. En otras esquinas, sobretodo hacia el centro de la cuidad d, podemos encontrar arepas express, hallacas, cachapas, bollos entre otros, con su insuperable sabor a humo de carro, queso, tocineta, carne, entre otros sabores y con premios sorpresa (un pelo, un pedazo de uña, entre otros)


Generalmente este tipo de negocios informales no cumplen con las normas básicas de higiene, es también importante considerar que muchos de éstos tienen una bombona a simple vista y con una ubicación no muy conveniente que suele ser una bomba de tiempo. Carlos (experrero, pero no por el “perreo” del reguetón, sino porque antiguamente se dedicaba a la comercialización de asquerositos) cuenta que en diversas oportunidades vio vendedores de estos conocidos carritos dándole tres lochas a un mendigo para que le buscara agua. ¿Dónde?- no sé… sólo digo lo que me dicen.

Dicen además las malas lenguas que en este tipo de zonas es difícil encontrar animales callejeros deambulando, motivo por el cual, algunos pinchos (palillos con carne, pollo o mixto) no son de origen animal definido. Y no olvidemos la famosa leyenda gastronómica que existe sobre las chichas callejeras y las cadenas; para los que no conocen esta leyenda, les cuento que algunas personas (expertas en el arte de asomarse, chismear y averiguar cosas de otros) cuentan que los malandroides cuando roban o arrebatan una cadena, reloj u otro tipo de joya, en su carrera, la arrojan velozmente en los tobos de chicha que vende un presunto pana de ellos, por este motivo la gente consume la chicha frenéticamente, con la esperanza de encontrar una prenda que alguien haya lanzado en el tobo y en oportunidades sólo logran conseguir un chicle, que significa sigue intentando.


Dicen que de cada tres personas que consume alimentos en las calles, dos de ellas terminan con el barro flojo o peor aun, con un cuadro severo estomacal que requiere hospitalización o tratamiento. Pues por algo dicen que lo barato sale caro… En cualquier caso, es usted el responsable de atentar contra su estómago y de los posteriores reclamos de su intestino, barriguita, panza o cámara de gases. Respirar es vivir, permita que los demás respiren.Cuide su vida y cuide el ambiente.